ETERNAMENTE GUELAGUETZA
Lo que en un inicio fuera una festividad local, hoy nos queda lejos a los oaxaqueños, porque ahora es de los empresarios y patrocinadores, quienes se llevan la tajada más grande de una tradición hoy encapsulada en un producto turístico, que a pesar de todo, nos llena de orgullo cada mes de julio.
Y mientras en la Ciudad de México se forman largas filas de personas, que rodean el Palacio de Bellas Artes, para ver las exposiciones de Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, que hasta hoy han superado los 63 mil visitantes.
Este sábado en Oaxaca, ha engordado una fila semejante -de tres cuadras- en busca de un boleto para ver a la cantante Alejandra Guzmán, porque sólo la verán, ya que poco baila y nada canta; recordemos que en su última visita a Oaxaca, en concierto de paga, su show fue mediocre y pobre en producción.
Podríamos decir que es increíble, pero con este gobierno del cambio diremos que es normal la mediocridad que lo personifica, y para «reinaugurar» lo que queda del Auditorio Guelaguetza y poner a prueba la resistencia de las butacas, que según fuentes extraoficiales fueron manufacturadas con un blindaje que las aísla del cambio climático del área, llega en un «espectacular concierto»: Alejandra Guzmán.
Este sábado en Oaxaca, ha engordado una fila semejante -de tres cuadras- en busca de un boleto para ver a la cantante Alejandra Guzmán, porque sólo la verán, ya que poco baila y nada canta; recordemos que en su última visita a Oaxaca, en concierto de paga, su show fue mediocre y pobre en producción.
Podríamos decir que es increíble, pero con este gobierno del cambio diremos que es normal la mediocridad que lo personifica, y para «reinaugurar» lo que queda del Auditorio Guelaguetza y poner a prueba la resistencia de las butacas, que según fuentes extraoficiales fueron manufacturadas con un blindaje que las aísla del cambio climático del área, llega en un «espectacular concierto»: Alejandra Guzmán.
En esta gala gratuita, que es parte de la generosidad cultural de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico, los asistentes atestiguarán la jugosa remodelación del templo y santuario de la «Máxima fiesta de los oaxaqueños».
Se ha repetido incansablemente que para la cultura no hay dinero en ningún punto de México, lo cual no excluye al espectáculo mágico, dramático y musical de la Guelaguetza, que según el mismo Comité de Autenticidad de los desaparecidos Lunes del Cerro (antecedente de lo que hoy conocemos como el show de la Guelaguetza) lo recaudado en taquilla no alcanza para el gasto que consume su representación, sin embargo, sí hubo dinero para traerle a la Guzmán a este pueblo oaxaqueño.
Pueblo a quien se le ha ido arrebatando con los años su fiesta tradicional, y hoy a cambio se le entrega a La Guzmán para que vean que este gobierno también es dadivoso y da su guelaguetza.
Pueblos a los que se le condiciona subir al escenario de «la fiesta pluriétnica más importante de América», con el exhorto de incluso alterar su vestuario y forma de bailar para agradar al turismo, amén de la tortura psicológica de aparecer en la lista de aceptados.
Lo que en un inicio fuera una festividad local, hoy nos queda lejos a los oaxaqueños, porque ahora es de los empresarios y patrocinadores, quienes se llevan la tajada más grande de una tradición hoy encapsulada en un producto turístico, que a pesar de todo, nos llena de orgullo cada mes de julio.
Pueblo a quien se le ha ido arrebatando con los años su fiesta tradicional, y hoy a cambio se le entrega a La Guzmán para que vean que este gobierno también es dadivoso y da su guelaguetza.
Pueblos a los que se le condiciona subir al escenario de «la fiesta pluriétnica más importante de América», con el exhorto de incluso alterar su vestuario y forma de bailar para agradar al turismo, amén de la tortura psicológica de aparecer en la lista de aceptados.
Lo que en un inicio fuera una festividad local, hoy nos queda lejos a los oaxaqueños, porque ahora es de los empresarios y patrocinadores, quienes se llevan la tajada más grande de una tradición hoy encapsulada en un producto turístico, que a pesar de todo, nos llena de orgullo cada mes de julio.
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