Tonalidades de un Día de Plaza acompañaron al órgano histórico de Tlacolula
Tlacolula, Oax.- La sabrosa barbacoa en el puesto de doña Adolfa se ha terminado en el mercado Martín González, algunos clientes ya no alcanzaron de este bocado, son casi las seis de la tarde y el día de plaza agoniza entre el olor a pan de cazuela y el tasajo asado a las brasas. Pero en el templo ubicado frente al mercado, un concierto está por iniciar.
Pocos pueblos han tomado conciencia de los valores que guardan sus iglesias, como lo ha hecho la comunidad católica de Tlacolula, que desde el 2013 decidió apoyar la restauración del órgano histórico que guarda el Coro del templo de Santa María de la Asunción Tlacolula.
El trabajo comunitario de los católicos y del sacerdote del templo para mantener vivo su espectacular órgano que data de 1791, no solo radicó en sumar esfuerzos para hacerlo sonar de vuelta, también se reflejó en el compromiso de preparar a jóvenes de la comunidad comprometidos con tocar con frecuencia su joya musical.
La tarde dominical es grata, el sol ilumina de amarillo el campanario y parte de su luz se cuela en el ventanal que da al Coro del templo, al tiempo que el maestro estadounidense Craig Cramer, profesor de órgano en la Universidad de Notre Dame, Indiana, sentado frente al antiguo órgano inicia la ejecución de Tiento tercer tono del autor español Juan Cabanilles.
Un nutrido grupo de participantes del Decimotercer Festival Internacional de Órgano y Música Antigua, en su mayoría extranjeros, se esparce en las bancas frente a la imagen de la Virgen de la Asunción, pobladores de Tlacolula y melómanos de la ciudad de Oaxaca llegaron también al templo de Tlacolula para atestiguar el cierre del festival.
Los creyentes del Señor de Tlacolula, cristo que preside la Capilla de Los Mártires se concentran en sus oraciones mientras escuchan de fondo el órgano que interpreta las notas de compositores como Susanne van Soldt, Leupold Mozart y Francisco Correa de Arauxo, entre otros.
El sol se ha metido y las mercancías que abarrotaban las calles de Tlacolula se han extinguido, lo que quedó se guarda en canastos, huacales, petates y cajas. Un carro de redilas se vuelve a llenar de las plantas que no se vendieron este domingo. En un tendejón, se sirven copas de mezcal para coronar la buena venta.
El Valle de Tlacolula siempre se ha distinguido por su paisaje generoso y sus nubes que vuelan en el cielo más hermoso de Oaxaca, bajo este techo se encuentran templos con órganos históricos que hablan de un pasado glorioso en sonidos y bonanza monetaria.
En particular el órgano tubular del templo de Santa María de la Asunción Tlacolula fue restaurado por gestión del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca en 2013-2014 y financiado por la Fundación Alfredo Harp Helú, además del Ing. Marciano Sánchez González y el Comité Pro-Órgano de la comunidad.
El concierto llegó a su fin y el público se levanta de las bancas y camina para compartir sus impresiones del recital, las luces cálidas del templo resaltan la belleza ornamental, e iluminan sus antiguas imágenes católicas y la espiritualidad que brinda el lugar. Es tiempo de partir y de hacer la promesa de volver.
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