Compositores egresados del Conservatorio Nacional de Música compartieron sus procesos creativos en un conversatorio
Ciudad de México, Méx.- Para dar a conocer la obra musical, el trabajo y el proceso creativo de destacados compositores egresados del Conservatorio Nacional de Música (CNM) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) se llevó a cabo el programa PNEUMA. Jornada de música contemporánea, con la presentación del conversatorio Compositores del Conservatorio Nacional de Música, el cual contó con la asistencia de creadores egresados de la carrera de composición, así como docentes y estudiantes.
Al presentar su obra Aria de los lamentos, el compositor Juan David Garduño explicó que se trata de un trabajo para clarinete y medios electrónicos y surge de una amistad que se dio cuando tocaba en las calles. “Me gusta mucho la música electrónica y acusmática por la manera en que se construyen los sonidos, los espacios y las atmósferas, se parecen mucho al mundo cuando dormimos y se sueñan cosas extrañas. Así, los sonidos generan cosas raras y en esta pieza no hay un discurso melódico que seguir o un tema, sino que está escrita a manera de una improvisación o de un clarinete jazzístico”, dijo.
Subrayó que en su trabajo utiliza el collage para ensamblar sonidos que no están relacionados. “A partir de ahí empiezo a hacer mi arte, con la intención de querer decir algo. Para que pueda gustarle a una persona debe generar diversas sensaciones y en mi trabajo me enfocó en ellas”.
Comentó que al egresar del Conservatorio pensó que le gustaría escribir en su casa, sentado o en un lugar aislado, porque le gustan los ambientes solitarios para transmitir algo y a veces también busca hacer cacofonías. “La música electroacústica es un poco oscura y se puede concebir en 30 segundos, espero que mi obra haya hecho sentir algo nuevo o extraño”, afirmó.
En su intervención, Mikael Esparza habló de su estilo compositivo en el cual utiliza elementos de números con los que hace combinaciones. “Al principio parece ser sencillo y fácil de lograr, pero es algo que combino con acentos para que la obra tenga un poco más de movimiento. Es una pieza reciente para orquesta en la que utilicé todo esto, conforme aumentan los instrumentos cambian las situaciones y es cuando se empieza a montar el desorden controlado”.
Añadió que también le gusta utilizar sonidos, sobre todo con las percusiones, que generan una atmósfera de misterio, aire y estruendo. “Estos efectos los utilizo mucho en el piano y aprovecho su caja de resonancia para crear incertidumbre”, aseguró.
Por su parte, Jesús Bernal detalló el trabajo que realizó recientemente en una pieza para violín solo. “Es una obra que surgió como parte de un proyecto donde participé con otros compositores en un álbum que está por salir. La idea es que fueran piezas escritas sobre distintos elementos, como el agua, la tierra, el aire y el fuego. A mí me tocó el aire y para hacer la pieza me inspiré en el poema Aire, de Xavier Villaurrutia, y en un fragmento que dice que el aire vuela los recuerdos, se lleva todos los sonidos dejándonos espejos de silencios, una premisa habitual que se parece a otro poema de Mario Lavista.
Lo que quería trabajar en ella fue el estado contemplativo que puede tener el escucha, el intérprete o el compositor cuando se relaciona con una obra musical y por eso juego con la ausencia de ciertos elementos que pueden resultar a veces estimulantes, como la melodía o el ritmo”, enfatizó.