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Rememoran la obra de Gerardo de la Torre, autor de temas de las luchas y los movimientos sociales 

En el Palacio de Bellas Artes, la escritora Yolanda de la Torre y los escritores César Gándara y Jesús Ramírez-Bermúdez coinciden en la importancia social y formativa del autor oaxaqueño la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), rindieron un homenaje póstumo al escritor Gerardo de la Torre, este domingo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

Ciudad de México, Méx.- Yolanda de la Torre, escritora e hija del homenajeado, acompañada por César Gándara, Jesús Ramírez-Bermúdez y el subdirector de Literatura y Autores de la CNL, Felipe Vázquez, recordaron al autor de Los muchachos locos de aquel verano (1994), ganador del Premio Nacional de Novela José Rubén Romero 1992, y Nieve sobre Oaxaca (2010), reconocido con el Premio de Novela Breve Rosario Castellanos 2010, como un hombre de letras, justo, que formó generaciones de escritores y fue siempre firme en sus convicciones sociales a través de su literatura.

En la ceremonia evocaron la calidad humana que el autor de origen obrero petrolero, quien falleció el 8 de enero de 2022, mantuvo dentro y fuera de su literatura y su legado cultural.

El narrador, guionista y docente de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), César Gándara destacó la relación de amistad y de aprendizaje que tuvo con De la Torre, a quien describió como un escritor obsesivo y comprometido con las ideas, el lenguaje y las causas sociales. “Desde muy joven se inclinó por el movimiento comunista y fue fiel a sus ideas”.

En este sentido, Jesús Ramírez-Bermúdez, académico, investigador y médico mexicano, añadió que el también formador de varias generaciones de autores en la Sogem y del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), nunca subestimó a sus lectores y mantuvo una convicción y espíritu crítico que definieron su carácter como escritor.

“Gerardo no es un autor que sobreprotege a sus lectores; al contrario, es crudo y los expone a la realidad a veces bastante descarnada. Nunca tuvo una mirada u opinión panfletaria, sino una muy crítica y llena de convicción”, expuso.

Asimismo, enfatizó la relación que mantuvo con referentes literarios de su generación, como Gustavo Sainz, Elsa Cross, René Avilés Fabila o María Luisa Puga, de quienes fue compañero en el taller de creación literaria de Juan José Arreola, así como el peso que su obra tuvo en plumas como la de José Agustín, icono de la literatura de la onda, para quien De la Torre representó una de sus primeras influencias literarias y le ayudó a corregir sus primeros textos, afirmó el hijo del escritor de títulos como La tumba (1964) y De perfil (1966).

En su oportunidad, Yolanda de la Torre recordó a su padre como una persona que no era partidaria de los actos de homenaje, y que fue siempre sumamente humana y generosa, virtudes que plasmó en su vida y sus letras.

“Los homenajes no le gustaban, pero creemos que es necesario recordar y celebrar la vida de ese hombre generoso, vital, capaz de transmitir conocimientos. Un homenaje en Bellas Artes es una muestra del hombre que fue”, mencionó en entrevista.

En el ámbito literario, Yolanda de la Torre señaló que este tributo representa un acto que reivindica la obra de un escritor con una prosa brillante en la que abordó las luchas y los movimientos sociales de la clase trabajadora de México.

“Es un acto de justicia para quien durante muchos años no tuvo brillo en una sociedad que lee sobre todo literatura de clase media y soslayó la obra de un hombre de la clase obrera”, añadió.

La coordinadora nacional de Literatura, Leticia Luna Aguilar, reconoció el legado del autor nacido en Oaxaca en 1938, quien además de novelista y cuentista también escribió más de 500 guiones de cine y televisión.

“Su obra capturó de manera única en la literatura mexicana, con un realismo duro y un lenguaje depurado, las vicisitudes de la vida obrera y tiene como telón de fondo los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971; así como intereses más amplios que la política, que van desde el erotismo hasta la eutanasia”, dijo.

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Staff Santa Cultura

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