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evocan a Teodoro Gonzales de León, arquitecto mexicano fundamental en el urbanismo

Manejo de la escala monumental, el concreto y el libre emplazamiento, parte del legado de Teodoro González de León

Ciudad de México, Méx.- Entre los proyectos arquitectónicos en los que participó están el edificio del FCE, el Museo de Sitio de El Tajín, la Escuela Superior de Música, el Museo Universitario Arte Contemporáneo y el Auditorio Nacional.

Gracias a la calidad de su obra y a su actividad profesional ininterrumpida en los campos del urbanismo, la vivienda popular y los grandes edificios públicos y privados, Teodoro González de León (29 de mayo, 1926) es considerado uno de los arquitectos mexicanos más importantes.

La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) lo recuerdan en el 95 aniversario de su nacimiento, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”. Entre los galardones que obtuvo están el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el rubro de Bellas Artes, el Gran Premio Latinoamericano de la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires y el Gran Premio de la Bienal Internacional de Arquitectura de Brasil.

Estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1948 se mudó a París tras obtener una beca del gobierno francés. En la ciudad europea trabajó durante más de un año en el taller de Le Corbusier, donde participó en varios proyectos, entre ellos la Unité d’Habitation de Marsella, edificio de departamentos que significó una influencia esencial en la construcción de vivienda pública durante la posguerra.

Al regresar a México comenzó a trabajar en sus propios proyectos de vivienda pública y de oficinas, y recibió encargos para diseñar inmuebles de usos culturales e institucionales. De su obra sobresalen el edificio del Fondo de Cultura Económica, el Museo de Sitio de El Tajín, la Escuela Superior de Música del Centro Nacional de las Artes y el Museo Universitario Arte Contemporáneo del Centro Cultural Universitario de la UNAM.

Colaboró con Abraham Zabludovsky en el diseño del Museo Tamayo y de los edificios de El Colegio de México y de la sede del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, y con Francisco Serrano en la construcción de la Torre II y del Hotel del Centro Corporativo Bosques, así como en la segunda fase del Conjunto Urbano Reforma 222, en la Ciudad de México.

Su obra alcanza una escala monumental e institucional, y una plástica característica de sólidos de concreto muy pesados y vacíos grandes y abiertos en proyectos como el del referido museo del INBAL, realizado con la intención de parecer que brota del suelo –efecto conseguido gracias a la incorporación de taludes de vegetación y a su forma piramidal. En su construcción se utilizó principalmente concreto armado con piedras de mármol blanco, además de madera para los pisos y cristal. Otro de sus diseños célebres, el Auditorio Nacional resalta por su monumental fachada de concreto de 129 metros.

 

 

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Staff Santa Cultura

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