Gerardo de la Torre, autor comprometido con la precisión y el ritmo de las palabras
Ciudad de México, Méx.– En el primer aniversario luctuoso del escritor, crítico literario, guionista y periodista cultural, Gerardo de la Torre, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) lo recuerdan este 8 de enero, autor cuya trayectoria lega más de 30 obras, quien además formó varias generaciones de escritores, con quienes compartió su compromiso social y talento narrativo.
Originario de Oaxaca, se trasladó a la Ciudad de México donde realizó estudios de actuación con Carlos Ancira y participó en el taller literario de Juan José Arreola, del cual emergió la revista Mester, en la cual publicó sus primeros cuentos.
Ganador de diversos reconocimientos, destacan el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero 1992 por Los muchachos locos de aquel verano y el Premio de Novela Breve Rosario Castellanos 2010 por Nieve sobre Oaxaca.
Asimismo, recibió el Premio Nacional de Novela del Cincuentenario de la Expropiación Petrolera 1988 por Hijos del águila, el Premio de Cuento La Guadalupana en 1991 por El ejecutor, el Premio de Guion Inédito en el Festival Cinematográfico de La Habana 1997 por Los niños de Morelia (en colaboración con Felipe Cazals), el Premio al Mérito Literario por el Gobierno del Estado de Zacatecas en 2010 y la presea Caridad Bravo Adams, otorgada por la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) en 2014.
En 2018, en el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) le rindió con motivo del 80 aniversario de su natalicio, el escritor comentó que en el taller de Juan José Arreola lo que les enseñaba “era a cultivar el amor por las palabras, la artesanía de las palabras, y hasta la fecha me gusta mucho la precisión, el ritmo”.
Entre sus influencias literarias reconoció al escritor estadounidense Ernest Hemingway. En su obra aborda “demonios” humanos como el alcoholismo, la frustración, la corrupción, la injusticia, la ira, el dolor, la rebeldía, la crueldad, la represión, el miedo y la fantasía, las pasiones y el amor.
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (CME) en 1967 y miembro activo del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1994, además de haber sido nombrado Creador Emérito de Oaxaca por el gobierno de la entidad en 2003. Colaborador en las publicaciones Revista Mexicana de Cultura, Unomásuno, El Universal y El Nacional.
Además de su prolífica obra literaria, fue director de la Casa del Lago, profesor de narrativa en la Escuela de Escritores de la Sogem y de guion en el Centro de Capacitación Cinematográfica, donde se caracterizó por ser un docente que exigía la perfección, pero también por su calidad humana y generosa amistad.
Su obra abarca novela, cuento, crónica y algunas traducciones, así como guiones para la historieta Fantomas y series de televisión, como Plaza Sésamo (1972-1973), Historia de maestros, Historia de la educación, Aprendamos juntos, El que sabe sabe, Por caminos y brechas, Museos y monumentos, Hora marcada, Tony Tijuana, Águila o Sol, Haciendas mexicanas.
Entre sus novelas destacan Ensayo general (1970); La línea dura (1971); Muertes de Aurora (1980); El hombre equivocado (colectivo) (1988); Hijos del águila (1989); Los muchachos locos de aquel verano (1994); Morderán el polvo (1999); Nieve sobre Oaxaca (2010); La muerte me pertenece (2015), entre otras.
Asimismo, los cuentos El otro diluvio (1968); El vengador (1973); Ficticia (2013); De los tres ninguno (en colaboración con José Agustín y René Avilés Fabila) (1975); Viejos lobos de Marx (1981); Relatos de la vida obrera (1988); La vida rápida (antología) (2018).
En su obra plasmó las luchas sociales de la clase trabajadora, principalmente del sector petrolero, ámbito en el que trabajó durante varios años. Ejemplo de ello es su tetralogía formada por los libros Ensayo general (1970), Muertes de Aurora (1980), Hijos del águila (1989) y Los muchachos locos de aquel verano (1994), en los que aborda diversos acontecimientos en los que tuvieron un papel esencial los trabajadores petroleros.
También publicó las biografías Pedro hijo de Pedro (2006); Vicente Leñero: Vivir del cine (2007) y Ernesto Gómez Cruz, la pasión del actor (2013).
Su pasión por deportes como el boxeo y el beisbol quedó plasmada en textos como Pisa y corre. Beisbol por escrito (en colaboración con Vicente Leñero) y tradujo a John Grisham (La empresa, novela), Denise Chávez (Loving Pedro Infante, novela) y Michel Meyer (Victoriano Huerta. Un retrato político).
En el ámbito cinematográfico, incursionó como argumentista en la cinta Pero sigo siendo el rey, dirigida por René Cardona (1988) y como actor en la cinta Lo mejor de Teresa (1976), que dirigió Alberto Bojórquez.